La realidad del mercado inmobiliario y de la banca sigue poniendo sobre la mesa las grandes dificultades que atraviesan muchos hogares españoles. Los últimos datos aportados por el Ministerio de Economía reflejan un elevado número de personas que se han visto obligadas a hacer entrega de su vivienda a las entidades bancarias para acabar con la sombra de las deudas que arrastraban tras la compra de un inmueble.
Pese al volumen de entregas efectuadas el año pasado, bajo la denominada fórmula de la dación en pago -2.188 personas recurrieron a esta vía-, las autoridades constatan que las cifras han bajado alcanzando una disminución superior al 22%. La mejora de las condiciones económicas para muchas familias ha sido clave, así como la posibilidad de acudir a determinadas fórmulas de financiación privada, por ejemplo mediante préstamo para cancelar un embargo, capaces de atender con urgencia aquellas necesidades económicas más puntuales.
La cruda realidad de los desahucios y la losa de las deudas
El compromiso de la banca para facilitar las daciones en pago a aquellas personas que cumplían los requisitos establecidos, junto a la citada recuperación del clima económico están detrás de esta reducción de las operaciones. De igual manera, destaca también la caída del volumen de ejecuciones hipotecarias, que son la primera fase de las temidas tramitaciones de desahucio, que en los años fuertes de la crisis llegaron a desbordar a la gran mayoría de juzgados españoles.
En la etapa fuerte de la crisis, la mayoría de juzgados españoles atravesaron un momento de desbordamiento ante la gran cantidad de ejecuciones hipotecarias y situaciones de impagos arrastradas por las familias.
En este sentido y de acuerdo a los datos manejados en este caso por fuentes judiciales – los organismos encargados de tramitar estos procesos de salida de los inquilinos de un inmueble- cabe destacar que se ha producido una bajada del 16% respecto a los volúmenes del año anterior.
La entrada en escena del código de buenas prácticas del sector bancario
Tras estas cifras se encuentran algunos gestos aceptados por la banca destinados a ayudar a muchas familias que habían sufrido un duro revés como consecuencia de la crisis. A las facilidades o ayudas a las recurrieron y recurren muchas familias de la mano de internet y de los conocidos préstamos rápidos se han sumado estos pequeños guiños bancarios para facilitar, en aquellos casos más extremos, la situación frente a una ejecución hipotecaria o aceptando la entrega del inmueble.
Con el objetivo de armonizar las pautas de actuación se puso en marcha un código de buenas prácticas dirigido al sector bancario. Una iniciativa que arrancó en el año 2012 cuando la realidad de muchas familias empezó a adquirir el calificativo de crítica. Diferentes entidades bancarias, así como cajas de ahorros -cerca de un centenar- se sumaron a este protocolo. Muchas de ellas nada convencidas por el impacto que traería consigo, ya que detrás de este código residía la opción de hacer entrega del inmueble comprado para dejar aparcadas de una vez las deudas y la sombra de los embargos.
Más de 14.400 familias se acogieron el pasado año al conocido como código de buenas prácticas activado para la banca y las cajas de ahorro.
Las cifras aportadas por el Ministerio de Economía sostienen que a lo largo del año pasado fueron unos 14.400 hogares los que consiguieron beneficiarse de este código de buenas prácticas y recibir un pequeño balón de oxígeno tras una etapa de tensión vivida ante la imposibilidad o las dificultades para hacer frente a sus cuotas hipotecarias.