Parece que viviendo como vivimos en una sociedad tan 2.0. muchas tradiciones analógicas han ido quedando atrás en favor de otras más novedosas e informatizadas. Sin embargo, este no es el caso de las tarjetas de visita, un elemento que, a día de hoy, conserva la importancia de antaño a la hora de establecer relaciones de negocios.
Las tarjetas comerciales son la manera más rápida de aportar un rápido perfil profesional, así como de proporcionar diferentes formas de contacto. De esta manera, además de la impresión que demos a nivel personal, este añadido completará nuestra información esencial. Sin embargo, a la hora de realizar una impresión de tarjetas comerciales hay que tener en cuenta varios factores para que esta vía de comunicación sea efectiva.
En primer lugar, es necesario elegir una buena calidad para las cartulinas; los tonos normalmente oscilan entre los blancos, marfiles y cremas, para que sea el escrito lo que más destaque de la tarjeta. Esa es, precisamente, otra de las necesidades clave de nuestra tarjeta de visita: el texto ha de ser perfectamente legible para cualquiera que sea el destinatario, lo cual se tiene que tener en cuenta a la hora de decantarnos por una tipografía u otra. El color de las letras ha de ser preferiblemente oscuro para que sea fácil de leer, aunque es cierto que en países de Asia como China se valora que los caracteres aparezcan en un color dorado, ya que se considera símbolo de buena suerte.
Y es que, si nuestra actividad de negocios nos hace movernos de forma internacional, lo mejor que podemos hacer es tener tarjetas del idioma del país anfitrión o en inglés, la lengua establecida como el idioma internacional de negocios. También podemos imprimir nuestras tarjetas a doble cara, para que una de ellas lleve nuestro idioma y, el reverso, el del país que visitamos. Si la mayor parte de tus negocios transcurren en Europa o en Estados Unidos, el intercambio de tarjetas no se considera algo que requiera excesiva solemnidad más allá de la formalidad del encuentro; sin embargo, en muchos países asiáticos esto constituye casi un ritual que debe ser llevado a cabo con mucho respeto.
De una manera u otra, los nuevos tiempos han cambiado ciertos aspectos relativos a las tarjetas de visita: por eso, además de tener que incluir datos básicos como nuestro nombre completo, la dirección, el cargo que ostentamos y un teléfono de contacto, también resulta vital que aparezca tanto nuestro correo electrónico como la página web de la empresa que dirigimos o para la que trabajamos. De esta manera, estaremos ofreciendo la vía para que la persona que reciba la tarjeta se haga una idea tanto de nuestro perfil profesional como de las formas más cómodas e inmediatas de ponerse en contacto con nosotros; facilitar dichas tomas de contacto será, sin duda, algo muy beneficioso para nuestras relaciones profesionales.
Tanto si el intercambio de tarjetas se realiza al inicio como al final de encuentro, es importante asegurarse que las tarjetas se encuentran en buen estado, pulcras y sin dobleces, ya que te están representando y son parte de tu imagen profesional. Asegurarse de echar un breve vistazo a la que te den a cambio y guardarla en un portafolio o en un tarjetero son otros consejos para respetar la “etiqueta” asociada al intercambio de tarjetas.